Una dieta saludable se
puede definir como aquella que tiene una proporción de alimentos que se
ajusta a la distribución contemplada en la dieta equilibrada en
términos de nutrientes. Los alimentos que la integran son aptos para el
consumo, desde el punto de vista de la higiene y la seguridad
alimentaria, y su forma de preparación y presentación respeta las
características psicosociales del grupo concreto de consumidores.
Los objetivos de la dieta saludable en esta etapa son:
Cubrir las necesidades energéticas y
reguladoras que permitan el correcto crecimiento y desarrollo de los
niños y de las niñas.
Instaurar hábitos alimentarios saludables y evitar la aparición de enfermedades crónicas en la edad adulta .
Permitir el correcto desarrollo psicosocial del niño o de la niña y su aprendizaje.
El desayunoInstaurar hábitos alimentarios saludables y evitar la aparición de enfermedades crónicas en la edad adulta .
Permitir el correcto desarrollo psicosocial del niño o de la niña y su aprendizaje.
El desayuno es una de las tomas del
día más importantes y debería cubrir, al menos, el 25% de las
necesidades nutritivas del escolar. Un aporte inadecuado puede provocar
una disminución de la atención y del rendimiento en las primeras horas
de clase y, por otro lado, inducir una sensación de hambre más intensa a
la hora del recreo y una ingesta más copiosa de alimentos no adecuados
(chucherías, bollería, etc...), lo cual a su vez puede redundar en que
lleguen con menos apetito al almuerzo.
En España, un 8% de los niños y de las
niñas no desayuna y de un 20 a un 30% lo hace de manera insuficiente.
Para que un niño o una niña desayune de buen grado por la mañana hay que
reunir ciertas condiciones:
Levantarse suficientemente temprano
para tener tiempo para comer (debemos calcular un mínimo de 15 minutos).
Si puede lavarse y arreglarse antes de desayunar, estará más despierto a
la hora del desayuno.
No dejarlo comer sólo. Hacer si es posible del desayuno una comida familiar.
Debe ponerse la mesa de la manera más agradable posible, con la comida preparada al igual que en otras comidas del día.
Evitar la monotonía en los desayunos. La variedad es lo que más estimula el apetito del niño.
Un buen desayuno debe constar de: un lácteo, cereales (pan, cereales de desayuno, galletas) y alguna fruta. A media mañana se puede tomar una fruta, un yogur o un bocadillo pequeño.
No dejarlo comer sólo. Hacer si es posible del desayuno una comida familiar.
Debe ponerse la mesa de la manera más agradable posible, con la comida preparada al igual que en otras comidas del día.
Evitar la monotonía en los desayunos. La variedad es lo que más estimula el apetito del niño.
Un buen desayuno debe constar de: un lácteo, cereales (pan, cereales de desayuno, galletas) y alguna fruta. A media mañana se puede tomar una fruta, un yogur o un bocadillo pequeño.
El almuerzo
Dada la necesidad de incorporar una
amplia variedad de alimentos en nuestra dieta diaria para mantener un
adecuado estado nutricional, el almuerzo, que es la comida más
consistente en nuestro medio, constituye una buena oportunidad de
incorporar alimentos de todos los grupos.
Teniendo en cuenta que los niños y las
niñas cada vez utilizan más el comedor escolar, una buena planificación
de los menús del centro puede contribuir de forma muy importante al
equilibrio alimentario del día. Los padres deben de estar informados del
menú diario con el objeto de completar los aportes diarios con la
comida familiar.
En la planificación de los menús se debe potenciar los guisos de “cuchara” como plato principal.
La comida debe estar compuesta por:
Arroz, pastas, patatas o legumbres, 1 ración.
Ensaladas o verduras como ración o guarnición.
Carne, pescado o huevos, alternativamente, y en función de su aporte en el guiso. Debe priorizarse el consumo de pescado y carnes blancas. Pueden ser sustituidos por una ración de legumbres u otra ración de alimento proteico (queso, fiambre no graso)
Pan
La fruta ha de constituir el postre habitual.
Bebida: agua
Ensaladas o verduras como ración o guarnición.
Carne, pescado o huevos, alternativamente, y en función de su aporte en el guiso. Debe priorizarse el consumo de pescado y carnes blancas. Pueden ser sustituidos por una ración de legumbres u otra ración de alimento proteico (queso, fiambre no graso)
Pan
La fruta ha de constituir el postre habitual.
Bebida: agua
Como recomendaciones adicionales se
deberían evitar raciones abundantes y procurar que la verdura ocupe una
parte importante del plato.
La merienda
La merienda nos brinda la oportunidad
de completar el aporte energético del día. Suele ser muy bien aceptada
por los niños y por las niñas y debe basarse en: lácteos, frutas
naturales, zumos naturales y bocadillos diversos, según el apetito del
niño o de la niña y de su gasto energético (no debe ser nunca
excesiva).
Se recomienda que la bollería no se consuma más de una vez por semana.
La denominada “merienda cena”es una
opción nutricional aceptable cuando se incluyen alimentos suficientes y
variados y se practica ocasionalmente.
La cena
La cena es la última comida del día y
debemos procurar incluir aquellos alimentos que no se han ingerido a lo
largo del día y en preparaciones culinarias fáciles de consumir y
digerir. Se debe planificar su horario de forma que el niño o la niña no
tenga que irse a dormir inmediatamente después de cenar.
Como platos propios de la cena se sugieren:
Purés de verduras.
Sopa de verduras o pasta ligeras.
Ensaladas variadas que pueden incluir diferentes verduras y pequeñas raciones de arroz, pastas, frutos secos que enriquecen su contenido nutricional.
Raciones pequeñas de carnes, huevos y pescados, dependiendo de lo que se haya tomado en la comida del mediodía.
Pan
Postre: fruta
Bebida: agua
Sopa de verduras o pasta ligeras.
Ensaladas variadas que pueden incluir diferentes verduras y pequeñas raciones de arroz, pastas, frutos secos que enriquecen su contenido nutricional.
Raciones pequeñas de carnes, huevos y pescados, dependiendo de lo que se haya tomado en la comida del mediodía.
Pan
Postre: fruta
Bebida: agua